LA COMUNIDAD URBANA
La comunidad urbana como la entendíamos tradicionalmente, sustentada en relaciones cara
a cara a nivel de barrio, entra en crisis ya que cada vez más las comunidades urbanas pueden
conformarse y subsistir sin necesidad de proximidad física permanente. Ya que el urbanita
contemporáneo dispone de una amplia gama de medios para relacionarse con los demás,
crecen sus lazos sociales aunque a menudo son frágiles y están apoyados en fórmulas de
comunicación múltiples. Aunque la vida cotidiana de la gente cada vez con más frecuencia
está menos relacionada con el barrio en el que vive, en determinados casos mantiene un
importante valor como fuente de sentimiento de pertenencia e identidad. El creciente uso
cotidiano de las tecnologías de comunicación e información también ha puesto en cuestión
la sociabilidad urbana tradicional sustentada en la copresencia simultánea y los encuentros
cara a cara. Pero la generalización del uso de estas tecnologías no disminuye la necesidad de
interrelación humana en la ciudad, sino que más bien transforman las formas en cómo estas
se llevan a cabo. La copresencia, barrera que el ámbito virtual no puede superar, continúa y
continuará siendo condición básica para la vida social en las ciudades y, por lo tanto, en la
configuración de la comunidad urbana.
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